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Rafael Marco   El Camino de Santiago 2014
   SMA
 
 

Bugedo(Burgos) fue el comienzo de esta peregrinación de diez amigos de la S.M.A. El Colegio Apostólico de Santa María nos abrió sus puertas de manos de los hermanos de La Salle. Regresamos al pasado perdido, conociendo la historia de este singular edificio y sus moradores, y que algunos de ellos acabarían siendo misioneros de la SMA, consagrando su vida al anuncio del Evangelio en tierras africanas.

 

 

Hemos intentado llevar África al Camino de Santiago. En cada envío, después de la oración matinal, sobre las 6 de la mañana, hombres tan significativos como: Marion de Brésillac, Adolphe Papetard, Benito Ibarreta, Zacarias Remiro, Cándido Fernandez-Troconiz, Máximo García Isar y Eugenio Arribas, nos han acompañado, con su vida y su ejemplo.

Hemos pedido al Espíritu: "Apertura al que viene de lejos, al que es diferente, y acercamiento con ojos de hermano"; "Mirar e interpretar con los ojos de Dios"; y "Agradecer y glorificar al Señor, incluso en las dificultades, contrariedades y pérdidas del Camino, sin perder el horizonte que nos guía que es el amor de Dios, que nos lleva al amor y al servicio a los demás".

Todos estamos llamados a la misión, a llevar el Evangelio a todo el mundo. sacando de nosotros nuestra alma misionera y amando a Dios que es la fuente de nuestra vida y nuestro mejor tesoro, para poder llegar al final de nuestro camino y ser conscientes de La Verdad.

En el avituallamiento, ofrecido con cariño, recibíamos el alimento del cuerpo , para saborear la vida a bocados, pues era necesario para seguir adelante. En la misa, recibíamos el alimento espiritual que da fuerzas para consolidar la fe .Porque vivir el Camino es sentir el Misterio por dentro, tener a Dios como meta, confiar y saber que está a nuestro lado siempre y en las personas con las que compartimos la vida.

La canción “Alma misionera” y la oración de Marion de Bresillac han recogido nuestras esperanzas y anhelos misioneros para llevar a los hombres y mujeres que no conocen a Dios, su mensaje liberador.

Se ha dicho que el Camino de Santiago es la metáfora de la vida. Y lo es. Se puede experimentar todo tipo de sensaciones, padecimientos, vivencias, aclimataciones, pesares o alegrías. Incluso todas en el mismo día. A veces pesa sentirse vivo y pensar que no tienes fuerzas. Pero cada día trae su propio afán y su descanso, descanso que era el infinito de un rato, y cada amanecer, luz sobre la oscuridad superpuesta.

En el Camino hay muchas señales, están en el suelo, sobre las piedras, hasta en los paisajes que se alejan, están en las flechas amarillas que nos liberan de perdernos para siempre del camino y de su esencia.

El Camino sigue sin nosotros, pero los diez que fuimos hemos dejado nuestra impronta allí en las personas que hemos conocido, en lo vivido y en las huellas que nos ha dejado el compartirlo.

Mantendremos en el recuerdo, tiempos, risas, bromas y mesa llena; velada de canciones y bailes en Hornillos; ocasiones de hacer amistad y aliviar el cansancio y la soledad; pasear por Burgos como por casa con nuestra anfitriona, poesías recreando lo vivido, estrechando lazos con palabras que quieren descubrir el interior de los que caminan conmigo en un mismo destino.

Carrión de los Condes no es el final sino el principio de la siguiente etapa. ¡Buen Camino!